Con la llegada de un hermano, los celos son un sentimiento normal y hasta positivo en los niños, siempre que los vivan dentro de unos límites razonables. Indican que el pequeño ha desarrollado con sus padres el sentimiento de “apego”, fundamental para que pueda amar y ser amado en el futuro, y que ha establecido un fuerte vínculo familiar. Por eso lo defiende cuando lo cree amenazado.Y es que las cosas cambian mucho para él cuando llega el bebé. Si hasta ese momento era el centro de todas las miradas, ahora las visitas fijan su atención en el recién llegado. Y sus padres tienen menos tiempo para atenderle. Por todo ello, para evitar que lo pase fatal, hay que ayudarle a entender su nueva situación. Salvo casos contados, el niño resuelve bien sus celos una vez que comprueba que el cariño de sus padres no se esfuma por compartirlo.
ANTE TODO, CARIÑO Y PACIENCIA
Aunque a tu hijo mayor le cueste aceptar a su hermano, no le ayuda que le mimes y le protejas en exceso, ni que muestres una fingida actitud de desapego hacia el bebé.
Si eres cariñosa con los dos y concedes a tu primogénito algún privilegio por ser el mayor, podrás reprenderle siempre que tengas que hacerlo, sin que se sienta mal por ello. Tu actitud serena y tus muestras de afecto hacia los dosreyes de la casa acelerarán su proceso de adaptación.
SIGUE SIENDO MUY PEQUEÑO
Que el hijo mayor participe en los cuidados del bebé es un acierto: le hace sentirse útil y le facilita mucho la aceptación del recién llegado.
Sin embargo, hay que evitar que considere su “ayuda” como una obligación, porque esto le agobiaría y le impediría sentirse plenamente feliz consigo mismo y con su hermanito.
Y es que, cuando nace el segundo hijo, los padres no deben olvidarse de que su primogénito sigue siendo muy pequeño.