Investigadores de la Universidad de Warwick, en Reino Unido, aseguran que aquellos bebés que lloran demasiado y sin un motivo aparente tienen más riesgo de sufrir en el futuro graves problemas de comportamiento, sobre todo si además también tienen dificultades para comer o dormir. Así se desprende de los resultados de una investigación que publica en su último número la revista «Archives of Disease in Childhood», en la que se han analizado datos de un total de 22 estudios realizados entre 1987 y 2006, en los que en total participaron más de 17.000 niños.
El llanto en los bebés es normal, si bien algunos lloran “excesivamente” después de sus primeros tres meses de vida por razones que no tienen que ver con los cólicos que pueden sufrir. Por ello, la investigación se centró en estos casos, con especial atención a aquellos niños que además también tenían problemas para comer y dormir, observando que había una relación entre estos problemas y otros más graves durante su infancia. En concreto, observaron que, en muchos casos, aumentaba su riesgo de tener ansiedad o depresión, y desarrollar comportamientos agresivos o un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Además, aquellos bebés con más de un factor de riesgo son aún más propensos a desarrollar problemas de conducta. “Se trata de un aumento del cien por cien de los riesgos”, según explica uno de los autores de la investigación, Dieter Wolke, en declaraciones a la BBC, reconociendo que “se duplicaron los riesgos de desarrollar problemas de con ducta relacionados con el llanto excesivo y dificultades a la hora de dormir y de comer”.
Los investigadores, no obstante, no afirman que estos problemas que tenga un bebé causarán con toda seguridad problemas de comportamiento más tarde en la vida, sino que podrían ser síntomas tempranos de éstos. Por ello, señala Wolke, “si se pudieran evitar problemas de conducta con una intervención temprana, en términos de la salud pública podría ser muy importante”. Por su parte, la pediatra del Great Ormond Street Hospital, en Londres, Jane Valente, señala que “sería un error que la gente se alarme demasiado”, y recomienda a los padres que cuando un bebé tenga estos problemas, “se consulte primero a un profesional sanitario”.